lunes, 23 de mayo de 2011

MÚSICA

Siempre he pensado que la música es "la gracia que no quiso darme el cielo", o más bien una de las muchas que no me dió. No he recibido  educación musical, más allá de los rudimentos para hacer sonar la flauta en la primaria. Pasé el tercer curso de la E.G.B. ensayando incansablemente una pequeña pieza titulada Ya se van los pastores  y nunca llegué a interpretarla de verdad. Luchaba tozudamente con una combinación endemoniada de movimientos de dedos que cubrían y destapaban agujeros y la gradación de golpes de aire en la boquilla, deseperándome yo y deseperando a mi familia, que acababan haciéndome callar. Yo imaginaba que cualquier día se obraría el milagro y la flauta tocaría la cancioncilla con gracia, aunque fuese como en la fábula del burro, por casualidad. Nunca ocurrió.


Luego aprendí a hacer sonar la guitarra lo suficiente para acompañar las versiones que hacíamos en el colegio y en casa de Los Beatles, de Serrat, de Bob Dylan, de Silvio Rodriguez...y entretener el aburrimiento con la versión fácil del punteado del Romance Anónimo.





Sé que no hay música dentro de mí. Así como sé que si hay poesía, que si hay  pintura en mi adn, sé que la música no está. No se trata de que no aprendí solfeo, ni de que tenga un oído mediocre, ni de que me falte la voluntad para aprender la técnica, los códigos...se trata simplemente de que no está.
Cuando tenía 17 años decidí escribir un poema. Comencé con esta frase: Quisiera un tiempo sin estrenar. Me quedé mirándola mucho rato y no conseguí encontrar la siguiente. Todavía la ando buscando, pero cada vez que pienso en ella, sé que tengo una poeta dentro. Que si de verdad quisiese, podría hacer salir el resto de palabras que harían ese poema; sé cómo sonaría, sé lo que podría hacer sentir a quienes lo leyeran. Pero no hay una melodía en mi cabeza, un conjunto armónico de sonidos en mi interior que saldrían si supieran cómo hacerlo.Sólo puedo escuchar la música de los otros, intentar reproducirla o simplemente dejar que me capture y haga conmigo lo que la música nos hace.

La música, como bien sabía El Flautista de Hamelín, nos transporta, anula nuestra voluntad, gobierna nuestros sentimientos. "La música ejerce sobre nosotros una soberanía superior a la de cualquier otro arte", dijo Valéry. Y cuando escucho marchas militares, con sus golpes de tambor como latidos del corazón y sus redobles, con las llamadas de caza de los instrumentos de viento...de repente me vuelvo patriota, y  no entiendo dónde estaba escondida esa parte de mí, y acabo pensando que Valéry tenía razón y que los que sí llevan música dentro conocen el poder que poseen y lo ejercen. 

Una vez fui a Lisboa y me enamoré de una voz. Estábamos en un local cenando. Los camareros retiraban los platos de la cena y servían los postres y los cafés. Habíamos conseguido una buena mesa y podíamos ver a los músicos preparando las sillas donde iban a sentarse para acompañar a los cantantes de fado que actuarían esa noche. Los fadistas se hicieron esperar un rato aún, pero entre las conversaciones aparecían retazos de sonidos de cuerda: los guitarristas templaban sus guitarras. Escuchamos cantar fados más o menos trágicos, más o menos melancólicos durante mucho rato sin cansarnos. Yo me entretenía observando los estudiados movimientos que las cantantes hacían con sus manos y sus pañuelos, los gestos de dolor con que interpretaban las despedidas y las ausencias que estaban cantando. Cuando ya pensaba que el espectáculo iba a terminar, uno de los chicos que acompañaba a la guitarra comenzó a tocar solo una melodía triste. Su voz fue creciendo poco a poco y el restaurante y todos los que estaban allí se fueron deshaciéndo hasta desaparecer. Sólo quedamos él y yo, y la música de su voz. Ese chico se llama Antonio Zambujo y no es de huesos y tejidos como los demás, es de música. Aunque no existiera Portugal, aunque no existieran el fado y la guitarra, ese chico,el poder de su voz, habrían enamorado a la gente quién sabe con qué instrumentos, con qué sonido.

En el siguiente enlace se puede disfrutar de su voz en un montón de canciones.






La música siempre escapa a mi razón, no puedo entenderla ni descifrarla, no cabe en los moldes con que construyo la realidad y se resiste a todas las armas con que trato de desmenuzarla para saber cómo funciona, por qué provoca en mí lo que provoca. Me hace sentir dulcemente fuera de mí ,como cuando de niña daba vueltas y vueltas sobre mi misma como los derviches hasta que el alrededor desaparecía y,de alguna manera, yo ya no era y al mismo tiempo lo era todo.











Leo a Steiner, en su libro Errata :

" En la música hay una extrañeza con respecto al hombre" Y me enseña algo más:esa extrañeza  tal vez tenga que ver con su poder de significación y, paradójicamente, con su falta de significado. Tal vez tenga que ver con que es ajena a los conceptos de verdadero y falso, de bien y mal.










Cita del día y recomendación: "¿Qué hace que una tercera menor resulte triste? ¿Es sol menor en la escala occidental intrínsecamente triste" Errata, el examen de una vida. G. Steiner

jueves, 5 de mayo de 2011

LISTAS


Estuve pensando sobre qué escribir en mi segunda entrada. Se me ocurrió hacer una lista de palabras para aclararme y comencé a elaborarla mentalmente. Ninguna de las palabras me resultaba suficientemente interesante. Finalmente me dije: Voy a hablar sobre listas.

La RAE dice que la palabra lista procede del germánico y, en su tercera acepción, la que a mí me interesa, la define como: Enumeración, generalmente en forma de columna, de personas, cosas, cantidades, etc., que se hace con determinado propósito.

A mí me gusta hacer listas sin propósito determinado (veáse imagen de la cabecera: lista incompleta de los objetos expuestos en el escaparate de la tienda El Rincón del Coleccionista), sólo por entretenerme y para disfrutar del resultado. Si se cuida la caligrafía quedan muy bonitas, tanto que dan ganas de enmarcarlas. ¿Soy la única persona a la que de niña le gustaba que le mandaran copias de las faltas del dictado?Las listas "con propósito determinado" son más aburridas: la lista de la compra, la lista de las tareas pendientes, la lista de invitados a un evento, el listín telefónico...

La gente muy ordenada tiene libretitas ad hoc para hacer la lista de la compra. Esas libretitas son el tipo de objeto que se compra de recien casados. El tiempo pasa y acabas haciendo la lista en cualquier papel que te viene a las manos: el sobre de la carta de un banco, un trozo de papel de cocina, el reverso del ticket del supermercado...(he aquí otra lista...la realidad está llena de listas). La última opción es muy práctica, basta con ir haciendo asteriscos en los articulos que ya compraste y vuelves a necesitar y añades por detrás los que no compraste la última vez. Yo a veces voy a la compra con una persona que se dedica a hacer papiroflexia con la lista mientras recorremos los pasillos del super; va doblando el papelito para dejar oculto lo que vamos cogiendo y la lista mengua y mengua hasta que acabamos con un carro lleno y un pequeño acordeón de papel. A menudo, a pesar de la lista, vuelves a casa sin el agua destilada. Tampoco es un problema grave: siempre puedes echarle agua mineral al centro de planchado o, en su defecto, agua del grifo (¿Por una vez...!)

Las listas "con propósito determinado" a menudo se convierten en listas delatoras. ¿Cómo es que la columna de tus invitados es mucho más larga que la de los míos?, ¿Todavía sigo sin escribir todos estos relatos a los que ya he puesto título?, ¡No he cumplido ni uno solo de los propósitos de Año Nuevo!. Yo desaconsejo el uso de este tipo de listas de manera absoluta.

Tampoco me gustan nada las listas de pros y contras para tomar decisiones. Y esto por varias razones:
1.-No te ayudan a tomar decisiones, sólo a marear la perdiz.
2.-Nunca sé dónde colocar los items (que es demasiado difícil, bonito, normal, irrealizable, perturbador... ¿son  pros o son contras?)
3.-Hay veces en que si alguien descubre la lista puede haber efectos secundarios (esto ocurrió en un episodio de Friends, no me lo estoy inventando)
4.- Es una actividad un poco peliculera, ¿no?

Hay, en cambio, multitud de listas que no sirven para nada o sirven para lo que no fueron concebidas. Por ejemplo, yo suelo leer los índices de los libros como si fueran poemas.




Las listas sirven también para pensar (para organizar el pensamiento)y para ejercitar la memoria (aprender listas te puede venir muy bien si vas a un concurso de televisión de los de tipo Trivial).

Y para ir acabando, porque el tiempo apremia y esto se va a a hacer más largo que la lista de los Reyes Godos, dejo una lista incompleta de listas que me gustan:
.- Las 10(o 100, o 1000...)mejores películas(o libros, o cuadros, o...)de la historia.
.- La lista de los records Guiness.
.- La lista de las preposiciones (A, ante, bajo, cabe, con...)
.- La lista de mis escritores favoritos y de los libros que me quedan por leer.
.- Los catálogos de los colores de óleos, acuarelas, etc. (¿No son nombres preciosos: azul ultramar, verde esmeralda, tierra de sombra tostada, carmín de alizarina, gris payne,amarillo cadmio medio?)
.- La lista de ingredientes de las recetas de cocina.
(...)

Cita del día: Hoy no hay cita del día, sino recomendación. A Perec le gustaba hacer listas y desarrollarlas. Si os gustan las listas, leed a Perec. 

lunes, 2 de mayo de 2011

PALABRAS


Me gustan las palabras. Me gustan las imágenes. No sé si será verdad que una imagen vale más que mil palabras, pero no quiero renunciar a nada. ¿Por qué tendría que hacerlo?

Cita del día:
La palabra es mitad de quien la pronuncia, mitad de quien la escucha.
MICHEL DE MONTAIGNE